Larissa, Grecia, 1 de marzo de 2023 (Reuters).- Un tren de pasajeros griego chocó de frente con un tren de carga el martes por la noche, arrojando vagones enteros fuera de las vías y matando al menos a 36 personas en el accidente ferroviario más mortífero que se recuerda en el país.
Docenas resultaron heridas en el choque y el incendio que siguió.
Las autoridades dijeron que se esperaba que el número de muertos aumentara aún más a medida que las temperaturas en un vagón aumentaron a 1,300 grados centígrados después de ser envuelto en llamas.
Un jefe de estación fue arrestado, mientras los investigadores trataban de entender por qué los dos trenes habían estado en la misma vía.
La colisión ocurrió cuando el tren de pasajeros, que se dirigía a la ciudad de Tesalónica, en el norte de Grecia, desde la capital, Atenas, salía de un túnel cerca de la ciudad central de Larissa.
«Hubo pánico… el fuego fue inmediato, cuando estábamos volcando nos estaban quemando, el fuego estaba a derecha e izquierda», dijo Stergios Minenis, un pasajero de 28 años que saltó para ponerse a salvo de los escombros.
Un pasajero que escapó del quinto vagón le dijo a Skai TV: «Estaban rompiendo las ventanas y la gente gritaba… Una de las ventanas se derrumbó por el impacto del hierro del otro tren».
Los rescatistas buscaron a través de la masa de acero destrozada y humeante en la mañana, y las grúas levantaron los vagones de pasajeros descarrilados, con las ventanas rotas. Un vagón estaba de lado a casi 90 grados del resto del tren destrozado, mientras que otros se inclinaban precariamente.
El portavoz de la brigada de bomberos, Vassilis Varthakogiannis, dijo que las temperaturas en el primer vagón habían alcanzado los 1.300 grados centígrados, lo que dificultaba identificar a las personas atrapadas en el interior.
“El número confirmado de muertos es de 36, pero con base en estos hechos y los hallazgos en la escena de la tragedia, se espera que el número sea mayor”.
Las banderas ondearon a media asta en Atenas, así como en Bruselas, en homenaje a las víctimas del accidente, mientras el gobierno declaraba tres días de luto nacional.
Se pensaba que muchas de las víctimas eran estudiantes universitarios que regresaban de un largo fin de semana festivo.
