Buenos Aires, 19 de noviembre de 2023 (Reuters).- Los argentinos se dirigieron a las urnas el domingo en una segunda vuelta presidencial delicadamente preparada, con dos visiones muy diferentes para el futuro del país en oferta y un electorado a fuego lento de ira por la inflación de tres dígitos y el aumento de la pobreza.
Las elecciones ven al ministro de Economía Peronista Sergio Massa, al timón de la peor crisis económica del país en dos décadas, se cara a cara con el forastero libertario radical Javier Milei, el pequeño favorito en las encuestas previas a la votación.
Milei está prometiendo una terapia de choque económico, desde cerrar el banco central hasta abandonar el peso y recortar el gasto, reformas potencialmente dolorosas que han resonado con los votantes enojados por el malestar económico, pero que han provocado temores de austeridad en otros.
Con muchos argentinos no convencidos por ninguno de los candidatos, algunos han caracterizado el voto como una elección del “mal menor”: el miedo a la dolorosa medicina económica de Milei o la ira contra Massa por la crisis económica. Muchos argentinos dicen que no votarán en absoluto.
Quienquiera que gane, sacudirá el panorama político de Argentina, su hoja de ruta económica, el comercio de granos, litio e hidrocarburos, y sus vínculos con China, Estados Unidos, Brasil y otros.
“Ninguno de los candidatos me da certeza sobre el futuro”, dijo Josefina Valente, una jubilada de 63 años mientras votó en Buenos Aires el domingo por la mañana.
“Llego a votar por obligación para que de una vez por todas tengamos un cambio en el país”.
