México, 21 de septiembre de 2017 (Notimex).- La vida del Hijo del Santo con Rodolfo Guzmán Huerta fue de constante aprendizaje, primero como padre-hijo y que los llevó años después a compartir trabajo en una misma función de lucha libre, como compañeros.
A través de Rodolfo Guzmán, quien diera vida al «Enmascarado de Plata», el Hijo del Santo aprendió los secretos de la lucha libre y sus rituales, y a nivel familiar se declara como un niño feliz pese a las continuas ausencias de su progenitor por su difícil profesión.
“Mi mamá se encargó de enseñarme a amarlo, aunque no estuviera tan presente, porque ella siempre me hablaba de él, lo ponía como el máximo ser humano y me decía: ‘tu padre es un hombre muy trabajador, no puede estar todos los días aquí, tiene que viajar, siempre está pensando en ustedes’. Lo empecé a ver como un hombre ejemplar y lo aprendí a amar a través de mi madre”, expresó.
Agregó: “Entendí que su trabajo implicaba ausencia, pero cuando estaba en casa esa ausencia te la daba en calidad de tiempo, yo lo disfruté mucho de niño, cuando estaba me la pasaba con él, eso sirvió para aplicarlo a mi vida, disfrutar mi familia cuando estoy en casa”.
En entrevista con Notimex y a prácticamente a 100 años del nacimiento de quien diera vida a El Santo, quien nació el 23 de septiembnre de 1917, su hijo lo recuerda con cariño, como el padre amoroso que fue y el profesional del ring que le brindó, además de la base de este deporte, los mejores consejos.
“El mejor consejo que me pudo haber dado fue que ante 20 mil personas o ante menos de 100 diera el máximo, todas merecen el mismo respeto y que debía subir con el mismo entusiasmo, las mismas ganas que si estuviera lleno”.
“Y eso con el tiempo me di cuenta de que tenía toda la razón, me decía: ‘la gente compró un boleto para verte, la gente quiere verte luchar y triunfar’, y cuando llegué a lugares con poca gente llegué con esa mentalidad», expone.
Recuerda que El Santo predicaba con el ejemplo y eso lo aprendió a la perfección su vástago, pues le pidió que nunca permitiera la cancelación de una velada luchística por falta de dinero, “nunca lo platico, pero me dijo: ‘aunque no te paguen, que le paguen a tus compañeros, pero tú cumple, porque tú no eres cualquiera”.
Si hay algo que tiene muy grabado el continuador de la leyenda es el ritual que realizaba su padre antes de irse a cada función, pues acomodar sus cosas en una maleta, elegir la capa y otras situaciones eran de gran importancia para su papá.
“Abría su closet y estaban las capas, siempre he pensado que la elegía del color con el que iba de compañero, si iba con Blue Demon llevaba la azul, si era el Rayo de Jalisco una negra con plateado. Para doblar la capa teníamos que hacerlo como él decía, de las puntas, un doblez, otro hasta hacer un cuadro pequeño, guardaba las botas en fundas, todo muy ordenado, su toalla… sí era un ritual”.
Sobre el ring destacó la entrega de su padre en todas las luchas que tuvo y ante cualquier rival, muchas que quedaron marcadas en su memoria, una en la que incluso El Santo estuvo a punto de perder la máscara con el Perro Aguayo.
“La lucha más sangrienta, sin temor a equivocarme, fue contra el Espanto I, hay fotos en blanco y negro la máscara de El Santo se ve negra; la que lo llevó a la popularidad con Black Shadow (al que desenmascaró en la Arena Coliseo) y su broche de oro al demostrar que tenía mucho que dar contra Bobby Lee, en 1978, una lucha muy bonita, con técnica y que pude disfrutarla”.
Destacó que la contienda que le causó mayor sufrimiento fue contra Perro Aguayo, máscara contra cabellera en 1975, “juraba que perdía mi papá”, aunque al final salió el enmascarado con la mano en alto.
Finalmente, una de las más grandes satisfacciones en su profesión fue haber luchado al lado de su papá, con el que se creó un lazo muy fuerte gracias al arte del pancracio.
“Todo nos fue uniendo al grado de que llegó un momento de que nos convertimos en compañeros a nivel profesional, de pronto hablar con él de trabajo, de lucha libre, algo que antes no podía hacer. Creo que sí nos unió mucho”, concluyó.