Washington, 29 de noviembre de 2017 (Notimex).- El Senado de Estados Unidos inició hoy el debate final sobre el plan de reforma fiscal, en medio de incertidumbre sobre el desenlace a raíz de las exigencias de un puñado de republicanos que se opone a la profundización de la deuda nacional.
Con una votación de 52 votos republicanos a favor y 48 demócratas en contra, la iniciativa de ley podría ser objeto de una votación final el jueves o viernes próximos, pero el resultado dependerá de intensas negociaciones tras bambalinas.
“Nuestro foco es ayudar a los amigos que trabajan en las tiendas de maquinaria de Estados Unidos, los plomeros, los carpinteros, los policías, los maestros, los camioneros”, dijo Trump en un discurso desde St. Louis, Missouri.
Pero el plan republicano ha sido acusado de beneficiar desproporcionalmente a los más ricos y de abrir un hueco fiscal estimado en 1.5 billones (millones de millones de dólares).
Entre sus pilares centrales figura una reducción del impuesto corporativo del 35 al 20 por ciento, a fin de atraer cientos de miles de millones de dólares de empresas estadunidenses que se encuentran fuera de Estados Unidos.
Aunque la mayoría republicana aprobó someter la iniciativa a un voto, varios legisladores condicionaron su apoyo final a la inclusión de una enmienda que restablecería un alza a los impuestos en caso de no cumplirse las metas de crecimiento económico.
Entre los republicanos opuestos al plan en su actual redacción destaca el conservador de Wisconsin, Ron Johnson, quien sostuvo que sólo apoyará una versión final que incluya un mecanismo para restaurar los impuestos si no se alcanzan las metas proyectadas de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB).
Sin embargo, otros republicanos han amenazado con retirar su apoyo a la reforma si se incluye el tipo de candados propuesto por Johnson, por lo que el desenlace final del voto sigue marcado por la incertidumbre.
Aunque la decisión del liderazgo republicano de mover la iniciativa a voto refleja su confianza en una victoria legislativa, la bancada conservadora deberá ejecutar un acto de malabarismo presupuestal para evitar deserciones.
Los republicanos cuentan con 52 de los 100 escaños del Senado. Por ello solo pueden darse el lujo de perder dos senadores, a fin de que el presidente del Senado, que recae en la figura del vicepresidente Mike Pence, se convierta en el voto decisivo.
Recientemente los republicanos no lograron aprobar en el Senado la abrogación de la Ley de Salud Asequible, conocida como Obamacare, debido a la oposición de tres senadores de su partido.