San Francisco, 9 de enero de 2018 (AFP).— Un juez estadounidense bloqueó la noche del martes la derogación del programa DACA que otorga estatuto legal temporal a unos 690.000 jóvenes indocumentados, la mayoría latinoamericanos, anunciada por el gobierno de Donald Trump el año pasado.
El magistrado William Alsup, de San Francisco, ordenó al ejecutivo «mantener el programa DACA a nivel nacional en los mismos términos y condiciones que tenía antes de ser suprimido el 5 de septiembre de 2017».
Alsup aseguró en su resolución de 49 páginas que el argumento del Departamento de Justicia para eliminar este plan, apuntando que es ilegal, es «una premisa legal con fallos».
A menos de que una corte de mayor rango anule la decisión del juez, los beneficiarios de la Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA, en inglés) podrán renovar sus permisos.
Este decreto, aprobado por el expresidente Barack Obama en 2012, protegía de ser deportados a miles de indocumentados que llegaron a Estados Unidos siendo niños, los conocidos como «dreamers» (soñadores).
Pero Trump anunció en septiembre del año pasado su decisión de suprimir el programa, aunque dio seis meses de margen –hasta marzo– para que el Congreso encontrara una solución.
– Estrategia en dos etapas –
El mandatario presidió precisamente el martes un debate sobre el tema con legisladores, en el que sugirió un estrategia en dos etapas pero sin abandonar uno de los pilares de su campaña: el controvertido muro fronterizo con México.
Trump dijo apostar primero por una ley que contemple la cuestión de los jóvenes sin papeles y la seguridad fronteriza, y luego lograr una reforma migratoria más amplia.
«Debería ser una ley del amor», afirmó sobre la solución que confía dar a cientos de miles de jóvenes en riesgo de deportación.
«Pero también tiene que ser una ley con la que podamos asegurar nuestra frontera», enfatizó durante un encuentro con una docena de congresistas oficialistas y opositores, inusualmente abierto a periodistas por una hora.
El presidente se dijo incluso dispuesto a asumir el reto político de plantear un camino a la ciudadanía para unos 11 millones de inmigrantes indocumentados que viven en la sombra en Estados Unidos.
Una «reforma migratoria integral (…) es adonde me gustaría llegar eventualmente», explicó el mandatario, aclarando que esto puede no estar tan lejos si se hace «la ley correcta» ahora.
«Creo que se puede hacer muy rápidamente», afirmó, lamentando el grado de «animosidad y odio» entre demócratas y republicanos que marcó la vida política estadounidense durante muchos años.