Almoloya del Río, Méx., 2 de febrero de 2018 (Notimex).- El 2 de febrero, Día de la Candelaria representa para la tradición católica la culminación de la Navidad; en la Biblia se hace referencia que 40 días después de su nacimiento los hijos eran presentados en los templos. Hoy en día, en México, la costumbre se continúa replicando al “levantar al niño” para vestirlo y llevarlo a misa.
Este municipio mexiquense aporta a la tradición uno de sus elementos distintivos: los vestidos para las figuras de niños dios, con los que las familias los arreglan para llevarlos a misa.
Desde vestimentas de santos, ángeles, ropones de bebé y algunas profesiones, las prendas son confeccionadas en los talleres familiares de Almoloya del Río; días antes de la celebración los productores de estas prendas acuden a tianguis y mercados donde las personas llevan a vestir a sus niños.
“Para la temporada de la Candelaria del 2 de febrero elaboramos ropita de `niño dios´ de varios modelos, cada año tenemos que buscar modelos nuevos para estar al día, que no sean repetidos”, declaró la productora Rosa Segura Torres.
Las piezas se manufacturan en diferentes tallas, desde los 10 hasta los 60 centímetros y, dependiendo del modelo, requieren diferentes accesorios, todo lo necesario para reproducir la imagen del santo o la advocación en la figura de yeso.
“Llegan y nos piden los modelos ya exhibidos en el puesto y ya ellos ven de cuál les gusta, y les ponemos desde su ropa interior, su fondito, el vestido y todos los accesorios que llevan, por ejemplo, el de médico se le pone su estetoscopio, su maletín”, explicó.
En el taller de la señora Segura Torres, donde trabaja con su esposo y sus hijos, son 60 figuras de niño dios las que ocupa como modelo. De cada traje realiza al menos 10 piezas por talla, las decoraciones que utiliza van desde encajes, elásticos, aplicaciones, hasta diminutos huaraches, sombreros y palomas.
Entre las telas que utiliza están la bramante, tafeta, tornasol, raso, organza, tule, en diferentes colores según lo requiera la imagen.
“En estas prendas sí le metemos tela de la mejor porque son para los niños, la más económica es de 80 pesos, la que se le pone el adornito cuesta 200, 250”, señaló.
Segura Torres comentó que los modelos más usuales son los del Santo Niño de Atocha, del Sagrado Corazón, del Niño de las palomas y de San Judas Tadeo.
“Ahorita tratamos de buscar otras telas diferentes, pero aún sigue siendo los mismos santos que se veneran”, comentó.
A lo largo del año, en la comunidad, los productores elaboran diferentes prendas de vestir y en las temporadas como primavera, fiestas patrias y Día de Muertos confeccionan disfraces.
“Tenemos más de 20 años trabajando todas estas temporadas, fue una herencia de aquí de mi mamá y familiares que se dedican a esto, fue una herencia”, comentó.
Para esta fecha la manufactura inicia algunos meses antes, dependiendo de la cantidad de vestidos que realicen. Principalmente los comercializan en mercados de la zona, en la Ciudad de México y en algunos estados del centro del país.
“Nosotros lo elaboramos en unos dos meses, pero hay algunos que lo elaboran desde medio año antes, depende el trabajo que tienen”, apuntó.
Señaló que en los últimos años sus ventas disminuyeron; sin embargo, la productora añadió que esta “es una tradición bonita y esto viene desde nuestros antepasados que tenemos que venerar”.
«Si han bajado bastante en las ventas por la economía, que ya está caro todo; entonces, algunas personas que tienen un `niño´ pues lo visten, pero cuando tienen dos, tres cuatro, ya se les hace pesado, entonces les ponen trajes más económicos», refirió.
En los tianguis y mercados se puede observar letreros de “Se visten niños dios”; las familias recorren los puestos en busca del modelo y precio que más les agrade para sus figuras que llevan en canastas o cargan tal como a un niño pequeño envuelto en cobijas.
En algunos casos se puede leer una explicación que colocan los comerciantes a cada modelo; por ejemplo, invitan a vestirlos de Niño Cirujano con la leyenda: “Dios será el cirujano mayor, el guiará a los demás para su intervención y suturará tus heridas”.
Al respecto, el presbítero Cándido Pérez Gómez declaró que las personas eligen la vestimenta de su «Niño Dios» dependiendo de sus necesidades espirituales, por algún agradecimiento, petición familiar, incluso por su contexto.
“Es parte de su fe y su necesidad, hacen la petición al `Niño Dios´ de que queremos paz y tranquilidad y por eso lo visten así, o quieren salud y lo visten de médico”, indicó.
“Estuve en Chiapas 21 años y también los vestían con sus tradiciones, en el año 94, algunos hasta se atrevían a vestirlos del subcomandante Marcos, y así lo llevaban con su pasamontañas”, relató.
Sobre la tradición, señaló que funciona como un motivo de unión entre familias pues, en algunos casos las figuras de «Niños Dios» cuentan con padrinos. Además, al ser representando como un niño se le otorga el simbolismo de inocencia.
“Aquí es el signo del nacimiento del niño, es lo que nos hace unirnos, lo que nos hace ser iglesia, asamblea, comunidad, vernos como familia. Los niños son los que andan corriendo, conviviendo, pero con toda libertad sin prejuicios”, explicó.