México, 13 de febrero de 2018 (Notimex).- Aunque el ozono (O3) en la parte superior de la atmósfera protege la vida de la Tierra de los rayos ultravioleta provenientes del Sol, sus efectos son nocivos para la salud cuando su concentración se incrementa en la capa más cercana a la corteza terrestre.
Este gas, formado por moléculas de tres átomos de oxígeno, es incoloro, insípido e inestable que reacciona rápidamente y se encuentra en forma abundante a 20 kilómetros de la superficie de la tierra en una capa de la atmósfera denominada Estratosfera.
En esa capa, muy arriba del aire que respiran los seres humanos, actúa como protector de la radiación ultravioleta y evita que llegue de forma masiva a la superficie de la Tierra.
También se encuentra de forma natural y en bajas concentraciones en la Troposfera, la capa situada sobre 10 kilómetros de la superficie terrestre, pero puede alcanzar niveles dañinos a la salud, generalmente en días despejados y con poco viento.
De acuerdo con información del Sistema de Monitoreo Atmosférico, el ozono puede transformase en un contaminante tóxico al ser más pesado que el aire.
Éste desciende según la intensidad de la radiación solar y reacciona, por ejemplo, con el óxido nitroso, que se forma por la combustión de hidrocarburos en los motores de combustión interna y los compuestos orgánicos volátiles (COV).
Un grupo interinstitucional de expertos en Meteorología y Calidad del Aire de diversas instituciones determinaron que para este año la temporada de ozono iniciará el 15 de febrero, un mes antes de lo habitual debido a que habrá pocas lluvias y alta radiación solar.
Ese lapso se caracteriza por la presencia de sistemas de alta presión en el centro del país frecuentemente asociadas a masas de aire de origen continental con bajo contenido de humedad, poca nubosidad y registro de temperaturas y radiación solar altas.
De acuerdo con las previsiones de calidad del aire, se espera que durante la temporada de ozono 2018, que concluirá el 15 de junio, se presenten entre 10 a 15 días con concentraciones máximas iguales o superiores a 151 puntos en el Índice Metropolitano de la Calidad del Aire (IMECA), valor por encima de la norma ambiental de los 100 puntos.
A diferencia del ozono a mayor altitud, a nivel de la superficie terrestre se convierte en un contaminante que en cada bocanada agrede las mucosas e irrita el tracto respiratorio y los ojos, lo que facilita la acción de virus y bacterias, principalmente en la época de altas temperaturas.
De acuerdo con información del Sistema de Monitoreo Atmosférico, cuando el tracto respiratorio es expuesto al ozono se producen importantes daños en esa zona, aunque su alcance dependerá de la concentración y el tiempo de exposición.
En asmáticos expuestos diariamente al ozono, se ha reportado un incremento en la incidencia de ataques y síntomas respiratorios, además reduce la función pulmonar y hace más difícil la respiración profunda y vigorosa.
Cuando esto sucede, la respiración comienza a sentirse incómoda, por ejemplo, al realizar ejercicio o trabajo al aire libre se puede notar una respiración más rápida y superficial de lo normal, refirió en su folleto “Contaminación del aire. Ozono (O3)”.
En concentraciones elevadas se puede agravar el asma debido a que favorece la susceptibilidad del organismo a los alérgenos, además puede empeorar las enfermedades pulmonares crónicas como el enfisema y la bronquitis, y reducir la capacidad del sistema inmunológico para defenderse de las infecciones bacterianas.
Asimismo, causa daño permanente al pulmón; los niños que se exponen a concentraciones elevadas de ozono pueden experimentar una función pulmonar reducida en la edad adulta, mientras que en los adultos acelera la disminución pulmonar natural, que ocurre como parte del proceso normal de envejecimiento.
Las plantas también sufren sus efectos ya que es altamente tóxico porque afecta sus paredes celulares, disminuye la actividad fotosintética y por tanto su crecimiento.
Son muy sensibles a las altas concentraciones de ese gas en el ambiente, generalmente produce clorosis y necrosis en las hojas; en la actividad agrícola puede ocasionar una disminución importante del rendimiento de los cultivos.
La presencia del ozono (O3) troposférico en la Zona Metropolitana del Valle de México depende de diversos factores que incluyen la cantidad y composición de sus precursores, las condiciones de estabilidad atmosférica, la temperatura ambiente y la radiación solar, entre otros.
Por ello, en los últimos 20 años, las políticas públicas implementadas han contribuido a una disminución en la magnitud y frecuencia de los eventos de alta concentración de este contaminante, y actualmente se presentan principalmente entre los meses de mayor radiación solar y estabilidad atmosférica.
La población puede mantenerse informada sobre las condiciones meteorológicas a través de las páginas de internet www.gob.mx/conagua y http://smn.conagua.gob.mx , así como en las cuentas de Twitter @conagua_mx y @conagua_clima y/o mediante la página en Facebook www.facebook.com/conaguamx
El Índice de Calidad del Aire se puede consultar en la página http://www.aire.cdmx.gob.mx/ultima-hora-reporte.php y la aplicación AIRE que se encuentra disponible para dispositivos iOS y Android.
La información sobre las contingencias ambientales y comunicados de la Comisión Ambiental de la Megalópolis se encuentra en la página https://www.gob.mx/comisionambiental o en la cuenta de Twitter @CAMegalopolis y de Facebook www.facebook.com/pg/CAMegalopolis