Río de Janeiro, 5 de abril de 2018 (Notimex).- Un juez federal de Brasil ordenó esta tarde la detención del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva y le dio como plazo hasta las 17:00 horas locales del viernes para entregarse de manera voluntaria.
La medida privativa de libertad fue emitida por el juez Sergio Moro, horas después de que el Supremo Tribunal Federal (STF) negó a Lula da Silva un recurso para enfrentar en libertad el proceso judicial en su contra.
El ingreso a prisión del exmandatario es inminente después de que el juez Moro, figura destacada de la Operación Lava Jato, ordenó su entrega a la policía federal.
La orden judicial fue inmediatamente condenada por el Partido de los Trabajadores (PT), que reiteró que el exmandatario es su único candidato a los comicios de octubre.
Moro, que dirige desde 2014 la cruzada judicial para combatir el mayor escándalo de corrupción en la historia reciente del país (la Operación Lava Jato), estableció que Lula tiene hasta el viernes para entregarse a la policía en Curitiba, sur del país y bastión de la lucha contra el sistema político-empresarial de sobornos.
“Le concedo, en atención a la dignidad del cargo que ocupó, la oportunidad de presentarse voluntariamente a la policía federal en Curitiba hasta las 17:00 horas”, señaló el juez, que pidió explícitamente que Lula da Silva no sea esposado.
Aunque el fallo la madrugada de este jueves de la Corte suprema señalaba que la prisión estaba próxima, la orden de Moro supone un dramático empeoramiento de la situación personal y política de Lula, pues analistas y el propio PT creían que el exmandatario aún tendría opción a algún recurso que retrasaría su encarcelamiento hasta la próxima semana.
El exsindicalista no se pronunció aún sobre la decisión de la Corte suprema ni sobre la orden de ingreso en prisión con plazo mañana viernes, y está reunido en la sede del Sindicato de Trabajadores –institución que lideró hasta ser catapultado como figura política- en Sao Bernardo do Campo, una ciudad industrial a las afueras de Sao Paulo, con la expresidenta Dilma Rousseff y otros miembros del PT.
Rumores señalan que algunos consejeros aconsejaron a Lula que no se entregue, aunque por el momento el expresidente, que gobernó el país de 2003 a 2010 y sigue siendo el preferido en las encuestas para los comicios de octubre, aún no se pronunció.
Moro explicó que una sala fue preparada en la sede de la policía federal en Curitiba para la reclusión del mandatario, separado del resto de presos, “sin riesgo para la integridad moral o física” del expresidente.
Los abogados del exmandatario también recibieron por sorpresa la decisión de Moro, mientras el PT evocó una “cazada implacable de Lula” por parte del magistrado y la Justicia.
Presidente de Brasil por dos mandatos, Lula fue condenado en segunda instancia en enero a 12 años y un mes por beneficiarse de la reforma millonaria de un departamento de tres plantas en la localidad costera de Guarujá, en el litoral de Sao Paulo, a cambio de favores políticos a la constructora OAS. Tiene más de media docena de causas aún abiertas sin juzgar.
Él niega la propiedad del apartamento, y de hecho la Fiscalía no logró documentos que prueben que era el titular de las escrituras, pero declaraciones de ejecutivos de OAS, así como los planos de la reforma del departamento aprobados por la esposa fallecida de Lula indican que la familia del exmandatario era la real beneficiaria del inmueble.
Las encuestas de opinión reflejan una polarización en Brasil del electorado y de las posturas respecto a su figura: Lula da Silva lidera con el 37 por ciento de los sondeos, aunque la mitad de los encuestados brasileños cree que, como dictó la Justicia, cometió actos de corrupción.