Tijuana, 1 de mayo de 2018 (AP) — Los inmigrantes centroamericanos que viajaron en caravana a través de México hasta la frontera con San Diego comenzaron a entregarse el lunes a las autoridades estadounidenses para solicitar asilo.
Casi 200 migrantes, muchos de ellos con niños, decidieron solicitar protección en el cruce fronterizo más transitado de Estados Unidos después de que muchos de ellos huyeron de la violencia en sus países, dijeron los organizadores.
Wendi Yaneri García, de 36 años, dijo tener confianza en que la dejarán en libertad mientras su caso de asilo pasa a las cortes, ya que viaja sola con su hijo de 2 años, que ha estado enfermo.
Indicó que la policía en su poblado natal de Atlántida, en Honduras, la encarceló por protestar contra la construcción de una planta hidroeléctrica, y que después de que salió en libertad recibió amenazas de muerte.
El presidente estadounidense Donald Trump y miembros de su gabinete han estado dando seguimiento a la caravana, a la que se refirieron como una amenaza para Estados Unidos desde que comenzó el 25 de marzo en la ciudad mexicana de Tapachula, cerca de la frontera con Guatemala.
El secretario de Justicia Jeff Sessions ha dicho que la caravana es un “intento deliberado de socavar nuestras leyes y sobrecargar nuestro sistema”, y prometió enviar más jueces de inmigración a la frontera para solucionar casos de ser necesario.
Funcionarios del gobierno de Trump han criticado las que dicen son políticas de “detener y soltar” que permiten que la gente que solicita asilo sea puesta en libertad en Estados Unidos mientras su caso se procesa en los tribunales, un proceso que puede extenderse un año.
La Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza no indicó a cuántos se les permitió el ingreso el lunes por la noche, pero Alex Mensing, organizador del proyecto para el grupo activista Pueblos Sin Fronteras, dijo que fueron ocho.