México, 19 de junio de 2018 (Notimex).- La Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) presentó este martes los Protocolos básicos de seguridad eclesial: personal y de recintos religiosos que retoman la experiencia de muchos sacerdotes y obispos comprometidos en temas de construcción de paz, diálogo, mediación y procedimientos en la materia.
El documento, dividido en dos capítulos: Seguridad personal y seguridad en recintos religiosos, surgió de un previo análisis de la realidad que detecta los riesgos que enfrenta la comunidad eclesial.
El secretario general de la CEM, Alfonso Miranda Guardiola, señaló que el primer aspecto a resolver es, evitar a todas luces la negación, es decir, poner en duda el hecho de que hay una latente posibilidad de ser víctimas de una situación de peligro.
Destacó la importancia de estar preparados para afrontar responsablemente, los posibles riesgos de inseguridad, que «tanto personas como instituciones (escuelas, parroquias, albergues, capillas, congregaciones, fundaciones, casas de migrantes, centro de atención, etc.), pueden recibir, sólo por ser administradoras de espacios públicos que abren sus puertas a todos sin discriminación alguna».
Señaló que la eficacia del manual Protocolos básicos de seguridad eclesial: personal y de recintos religiosos, radica en la implementación de canales directos, sencillos, los cuales deberán adaptarse a las necesidades particulares de cada diócesis.
«El diálogo o comunicación en los primeros minutos de un evento delictivo es vital, los criminales saben perfectamente que el éxito de sus operaciones depende de cómo aislar y cortar los canales de comunicación», puntualizó.
Este material está dirigido a toda la comunidad eclesial, particularmente a quienes por su labor pastoral están expuestos, como: obispos, sacerdotes, religiosos, agentes de pastoral, directores de institutos, de colegios, de conventos o cualquier otro espacio religioso; parroquias, capillas, oficinas diocesanas, seminarios, y laicos en general.
En cada capítulo el lector encontrará protocolos de prevención y de actuación, así como anexos prácticos para ejecutar un «plan preventivo».
«Confiamos en Dios, que este manual sea bien recibido y utilizado como prevención por toda la comunidad eclesial», afirmó Miranda Guardiola, también obispo auxiliar de Monterrey, Nuevo León y responsable del Observatorio Nacional de la CEM.