Londres, 14 de julio de 2018.- Wimbledon contó con una estrella inesperada en la tarde señalada para Serena Williams. Tras ganar en 2016 el Abierto de Australia y el US Open, Angelique Kerber se hizo con su tercer título del Grand Slam al imponerse a Serena Williams por un doble 6-3 en una hora y cinco minutos.
Era la tarde señalada para la estadounidense. A sus 36 años, después de una carrera colosal, se aprestaba a igualar los 24 grandes de Margaret Court. Nadie, ni en el circuito masculino ni en el femenino, suma tantos majors como la australiana, 11 veces campeona en Australia, cinco en Roland Garros y en el Abierto de Estados Unidos y tres en Wimbledon.
Apenas diez meses de dar a luz en un complicado parto a Alexis Olympia, con tan sólo cuatro torneos disputados tras su reaparición, buscaba su octava corona en el All England Club, y con ella situarse a la altura de Court en la cúspide del panteón.
Poco le importó partir como 25ª cabeza de serie para plantarse una vez más en la final de un torneo en el que su tenis alcanza la mejor expresión.
Los problemas de peso y de movilidad quedan relativizados cuando consigue comprimir el desarrollo de los puntos e imponer su descomunal potencia. Kerber, ex número 1 del mundo, es una de esas jugadoras que ha tenido su momento en el fluctuante devenir de la élite del circuito femenino. Una buena defensora, difícil de desarbolar, que ya sabía lo que era derribar a Serena en una final del Grand Slam: lo hizo en Melbourne hace dos años.
Sin arrugarse por la solemne atmósfera convocada para engalanar a su adversaria, con Kate Middleton y Meghan Markle en el palco de autoridades, la alemana logró el break en el octavo juego, saldo suficiente para llevarse el primer parcial. Volvió a quebrar en el sexto del segundo set, situándose a dos juegos de la victoria que haría suya sin pestañear.
Serena se vio contragolpeada por el inteligente juego de la zurda, undécima favorita.Fueron demasiados los 24 errores de la estadounidense ante una mujer que tiene entre sus virtudes conceder muy poco. Tan sólo cinco presentó su pulcra estadística.
La tenista de Bremen sucede a Garbiñe Muguruza, ya penúltima campeona, en un curso donde sigue repartiéndose el poder en los grandes. Caroline Wozniacki ganó en Australia y Simona Halep, que sigue al frente del ránking, lo hizo en Roland Garros. (Con Información de El Mundo)