La candidatura de José Antonio Meade “no funcionó”, reconoció el presidente Enrique Peña Nieto. Consideró que el PRI, consciente del desgaste que tenía, buscó una opción no tradicional y modificó sus estatutos para dar espacio a un candidato ciudadano a la Presidencia de la República.
«En este caso no funcionó. Lamentablemente, no funcionó”, aseguró en entrevista con Grupo Imagen.
Rechazó que Miguel Ángel Osorio Chong y José Narro hayan traicionado al PRI y a su aspirante durante el proceso electoral, pues él percibió absoluto respaldo.
«No hay absolutamente nada que reclamarle a ninguno de los dos”, sostuvo.
Sobre las causas del desplome del PRI, el Presidente desestimó su baja popularidad como la razón principal. Respecto a su relación con Andrés Manuel López Obrador, dijo que, a pesar de la cordialidad que hay en su trato mutuo, mantiene claras diferencias con el presidente electo y su proyecto.
También se dijo satisfecho con muchos logros en su administración, con el pendiente de que no supieron acometer el tema de la seguridad.
«El tiempo y la historia darán razón a lo que impulsamos. Ahí están y estarán los resultados para quienes los quieran aceptar. Y también para quienes se resistan”.
En relación a su futuro inmediato, adelantó que vivirá en México. Todavía no sabe a qué se dedicará, pero la política no está entre sus opciones.
Peña atribuye derrota a clima antisistémico
La candidatura del José Antonio Meade no funcionó, reconoció el presidente Enrique Peña Nieto en entrevista con Grupo Imagen. “Buscamos una opción no tradicional, que fuera distinta, pero lamentablemente no funcionó”.
El presidente rechazó categóricamente que los precandidatos Miguel Ángel Osorio Chong y José Narro traicionaran al candidato Meade y al PRI durante el proceso electoral: “No hay absolutamente nada que reclamarle a ninguno de los dos”, puntualizó. “Lo que vi, lo que observé, lo que conocí es que lo que cada uno estaba desempeñando en su tarea fue de absoluto respaldo al candidato que postuló mi partido”.
Sobre las causas de la derrota del PRI el primero de julio, el Presidente subestimó que la baja popularidad que él tenía en las encuestas fuera la causa central de los malos resultados. En cuanto a su futuro, confió en que el tiempo terminará siendo su mejor aliado. Aseguró que se quedará a vivir en México, aunque bien a bien no sabe a qué se va a dedicar.
Afirmó, asimismo, que a pesar de la cordialidad en el trato con el presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, mantiene claras diferencias con él y su proyecto, aunque evitó hacer paralelismos con el caso Venezuela.
Peña Nieto reconoció también que no podrá inaugurar el tren México-Toluca y, que en el mejor de los casos, siempre y cuando el gobierno de López Obrador continúe los trabajos, el tren estará funcionando en año y medio. Acusó del retraso a “coyotes, advenedizos y oportunistas que se volvieron una verdadera extorsión”.
—¿Qué pasó el 1 de julio? ¿Por qué los 30 millones de votos para López Obrador, por qué tan pocos votos para el PRI?
-Es parte de la democracia. Toda democracia genera una competencia entre fuerzas políticas. La elección viene a reafirmarnos lo robusta que es nuestra democracia. Pero no olvidemos que no hay ni victorias para siempre ni derrotas para siempre.
—Pero usted tenía 20% de popularidad en las encuestas. ¿No fue el principal factor de la derrota?
—Obviamente, quienes son detractores de tu servidor así lo podrán apreciar.
—Se lo pregunto.
—Mi consideración personal es que no. Hoy, en el mundo, los niveles de aprobación de un jefe de Estado, de un Presidente, no son exactamente iguales a los que había en el pasado. No digo que esos niveles no hayan incidido en el resultado. De lo que estoy consciente es que el ejercicio de gobierno desgasta. Y más cuando te propones impulsar transformaciones y hacer cambios estructurales, como fue nuestra decisión.
—La derrota, entonces, no fue por el factor Peña Nieto.
—No, la atribuyo al desgaste del ejercicio de gobierno. Y que hay un clima antisistémico en el mundo, donde los partidos tradicionales han dejado de tener respaldo. Si observas, a las tres fuerzas políticas que lograron mayor respaldo hace seis años (PRI, PAN y PRD) les fue bastante mal. Tuvimos desaciertos, sin duda, pero no se puede dejar de lado el clima antisistémico y el desgaste que trae el ejercicio del gobierno.
—Sobre hechos consumados, ¿José Antonio Meade era el mejor candidato?
—José Antonio Meade fue mi colaborador, un extraordinario colaborador y una persona formada, con una larga trayectoria en el servicio público. El PRI, consciente del desgaste que tenía, buscó una opción no tradicional, una opción que fuera distinta a la de alguien del priismo puro. Precisamente por eso, el PRI modificó sus estatutos para dar espacio a un candidato ciudadano.
—¿No funcionó?
—En este caso no funcionó. Lamentablemente, no funcionó.
—No.
—No. Pero al final de cuentas es sano en democracia que hoy haya un gobierno electo con un amplio respaldo social.
—Queda la percepción de que dos personajes relevantes, precandidatos, no fueron institucionales, no se sumaron a la candidatura de Meade ni al proyecto, o no lo hicieron con la fuerza que un momento como el que se avecinaba parecía imponer. Me refiero a Miguel Ángel Osorio Chong y José Narro Robles.
—Yo observé y aprecié algo distinto. De parte de ellos observé, más bien, una actitud muy institucional, de respaldo al proyecto que el PRI estaba impulsando. Es lo que yo aprecio. Evidentemente, habrá quienes puedan coincidir con mi visión y quienes tengan otra. Pero desde mi óptica, lo que vi, lo que observé, lo que conocí es que lo que cada uno estaba desempeñando en su tarea fue de absoluto respaldo al candidato que postuló mi partido.
—¿Nada qué reclamarle a ninguno de los dos?
—Absolutamente nada.
—¿No veremos esa reclamación en un futuro libro escrito por Enrique Peña Nieto?
—Nada que reclamar.
—¿A ninguno de los dos?
—Ni antes ni ahora. No tengo ningún reclamo que hacerles. El PRI tomó esa decisión. Postuló un candidato muy sólido. Pero en democracia se gana y se pierde, y en este caso tocó perder. Hablo como militante de mi partido, porque como Presidente de la República tengo que celebrar una contienda político-electoral de civilidad, de gran armonía social, de gran participación.
La candidatura de José Antonio Meade “no funcionó”, reconoció el presidente Enrique Peña Nieto. Consideró que el PRI, consciente del desgaste que tenía, buscó una opción no tradicional y modificó sus estatutos para dar espacio a un candidato ciudadano a la Presidencia de la República.
«En este caso no funcionó. Lamentablemente, no funcionó”, aseguró en entrevista con Grupo Imagen.
Rechazó que Miguel Ángel Osorio Chong y José Narro hayan traicionado al PRI y a su aspirante durante el proceso electoral, pues él percibió absoluto respaldo.
«No hay absolutamente nada que reclamarle a ninguno de los dos”, sostuvo.
Sobre las causas del desplome del PRI, el Presidente desestimó su baja popularidad como la razón principal. Respecto a su relación con Andrés Manuel López Obrador, dijo que, a pesar de la cordialidad que hay en su trato mutuo, mantiene claras diferencias con el presidente electo y su proyecto.
También se dijo satisfecho con muchos logros en su administración, con el pendiente de que no supieron acometer el tema de la seguridad.
«El tiempo y la historia darán razón a lo que impulsamos. Ahí están y estarán los resultados para quienes los quieran aceptar. Y también para quienes se resistan”.
En relación a su futuro inmediato, adelantó que vivirá en México. Todavía no sabe a qué se dedicará, pero la política no está entre sus opciones.
Peña atribuye derrota a clima antisistémico
La candidatura del José Antonio Meade no funcionó, reconoció el presidente Enrique Peña Nieto en entrevista con Grupo Imagen. “Buscamos una opción no tradicional, que fuera distinta, pero lamentablemente no funcionó”.
El presidente rechazó categóricamente que los precandidatos Miguel Ángel Osorio Chong y José Narro traicionaran al candidato Meade y al PRI durante el proceso electoral: “No hay absolutamente nada que reclamarle a ninguno de los dos”, puntualizó. “Lo que vi, lo que observé, lo que conocí es que lo que cada uno estaba desempeñando en su tarea fue de absoluto respaldo al candidato que postuló mi partido”.
Sobre las causas de la derrota del PRI el primero de julio, el Presidente subestimó que la baja popularidad que él tenía en las encuestas fuera la causa central de los malos resultados. En cuanto a su futuro, confió en que el tiempo terminará siendo su mejor aliado. Aseguró que se quedará a vivir en México, aunque bien a bien no sabe a qué se va a dedicar.
Afirmó, asimismo, que a pesar de la cordialidad en el trato con el presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, mantiene claras diferencias con él y su proyecto, aunque evitó hacer paralelismos con el caso Venezuela.
Peña Nieto reconoció también que no podrá inaugurar el tren México-Toluca y, que en el mejor de los casos, siempre y cuando el gobierno de López Obrador continúe los trabajos, el tren estará funcionando en año y medio. Acusó del retraso a “coyotes, advenedizos y oportunistas que se volvieron una verdadera extorsión”.
—¿Qué pasó el 1 de julio? ¿Por qué los 30 millones de votos para López Obrador, por qué tan pocos votos para el PRI?
—Es parte de la democracia. Toda democracia genera una competencia entre fuerzas políticas. La elección viene a reafirmarnos lo robusta que es nuestra democracia. Pero no olvidemos que no hay ni victorias para siempre ni derrotas para siempre.
-Pero usted tenía 20% de popularidad en las encuestas. ¿No fue el principal factor de la derrota?
—Obviamente, quienes son detractores de tu servidor así lo podrán apreciar.
—Se lo pregunto.
—Mi consideración personal es que no. Hoy, en el mundo, los niveles de aprobación de un jefe de Estado, de un Presidente, no son exactamente iguales a los que había en el pasado. No digo que esos niveles no hayan incidido en el resultado. De lo que estoy consciente es que el ejercicio de gobierno desgasta. Y más cuando te propones impulsar transformaciones y hacer cambios estructurales, como fue nuestra decisión.
—La derrota, entonces, no fue por el factor Peña Nieto.
—No, la atribuyo al desgaste del ejercicio de gobierno. Y que hay un clima antisistémico en el mundo, donde los partidos tradicionales han dejado de tener respaldo. Si observas, a las tres fuerzas políticas que lograron mayor respaldo hace seis años (PRI, PAN y PRD) les fue bastante mal. Tuvimos desaciertos, sin duda, pero no se puede dejar de lado el clima antisistémico y el desgaste que trae el ejercicio del gobierno.
—Sobre hechos consumados, ¿José Antonio Meade era el mejor candidato?
—José Antonio Meade fue mi colaborador, un extraordinario colaborador y una persona formada, con una larga trayectoria en el servicio público. El PRI, consciente del desgaste que tenía, buscó una opción no tradicional, una opción que fuera distinta a la de alguien del priismo puro. Precisamente por eso, el PRI modificó sus estatutos para dar espacio a un candidato ciudadano.
—¿No funcionó?
—En este caso no funcionó. Lamentablemente, no funcionó.
—No.
—No. Pero al final de cuentas es sano en democracia que hoy haya un gobierno electo con un amplio respaldo social.
—Queda la percepción de que dos personajes relevantes, precandidatos, no fueron institucionales, no se sumaron a la candidatura de Meade ni al proyecto, o no lo hicieron con la fuerza que un momento como el que se avecinaba parecía imponer. Me refiero a Miguel Ángel Osorio Chong y José Narro Robles.
—Yo observé y aprecié algo distinto. De parte de ellos observé, más bien, una actitud muy institucional, de respaldo al proyecto que el PRI estaba impulsando. Es lo que yo aprecio. Evidentemente, habrá quienes puedan coincidir con mi visión y quienes tengan otra. Pero desde mi óptica, lo que vi, lo que observé, lo que conocí es que lo que cada uno estaba desempeñando en su tarea fue de absoluto respaldo al candidato que postuló mi partido.
—¿Nada qué reclamarle a ninguno de los dos?
—Absolutamente nada.
—¿No veremos esa reclamación en un futuro libro escrito por Enrique Peña Nieto?
—Nada que reclamar.
—¿A ninguno de los dos?
—Ni antes ni ahora. No tengo ningún reclamo que hacerles. El PRI tomó esa decisión. Postuló un candidato muy sólido. Pero en democracia se gana y se pierde, y en este caso tocó perder. Hablo como militante de mi partido, porque como Presidente de la República tengo que celebrar una contienda político-electoral de civilidad, de gran armonía social, de gran participación.
“EL TIEMPO ME DEFENDERÁ”
—Lo habrá visto en redes sociales, en artículos. Hay gente que dice que irá tras usted por asuntos de corrupción y derechos humanos. ¿Qué tanto le preocupa?
—Estoy tranquilo. Te repito, mi actuación, el ejercicio de mi actuación, ha estado apegada a la ley. He sido muy cuidadoso en eso. En eso está mi tranquilidad. Y en que seré sometido al juicio de la historia, al juicio de los tiempos.
—¿Quién lo va a defender, Presidente?
—El tiempo y la historia. Darán razón a lo que impulsamos, a lo que logramos, a lo que avanzamos. Ahí están y ahí estarán los resultados para quienes los quieran aceptar, ver, reconocer. Y también para quienes se resistan a ello.
—¿Lo va a defender el tiempo?
—Será el tiempo el que defienda lo que ha dejado esta administración.
—¿Está viviendo la soledad del poder?
—Estoy viviendo una etapa distinta, no la de la soledad. Tengo la fortuna de verme acompañado por un equipo de colaboradores atento, que cumple con las indicaciones para cerrar de manera exitosa esta administración en apertura y cooperación con la nueva administración para que, precisamente, tenga también una gestión exitosa. Mi deseo es que a la próxima administración le vaya muy bien, porque si es así, a México le va a ir muy bien.
—No hay amargura en sus palabras.
—Te vuelvo a repetir: dejo a la historia lo que se tenga que decir de esta administración. Yo estoy isfecho de lo que se logró. Reconozco que no supimos acometer debidamente el tema de la seguridad, que ahí nos faltó.
—¿Cómo se siente con usted?
—Me siento bien conmigo, por los logros, por los resultados, porque hay un saldo positivo para el país. Eso me da satisfacción y me hace sentir bien conmigo.
—¿Fue Enrique Peña Nieto un buen Presidente?
—No me toca a mí decirlo. Será el juicio de la historia y de los mexicanos el que lo diga.
—¿Se va de México?
—No, aquí me quedo. Soy mexiquense y espero vivir en el Estado de México.
—¿De qué va a vivir?
—No lo tengo decidido. Lo único que tengo decidido es que no me voy a dedicar a la política.
—¿Pero de qué va a vivir, tiene 52 años?
—En los primeros meses, y con mis ahorros, espero dedicarme a pensar, a reflexionar, quizá a alguna labor de esparcimiento. Lo que tengo definido es que no me dedicaré a la política. Buscaré reinventarme en una actividad distinta.
—¿Consejos de administración, conferencias…?
—Voy a pensar y a definir que quiero hacer. Pero será algo distinto a la política.
—Se le ve muy tranquilo.
—Estoy tranquilo. Encaro la recta final con trabajo, entusiasmo, optimismo. Y con dedicación para dejarle las mejores condiciones a quienes habrán de recibir la estafeta para gobernar a este país. Le deseo al presidente electo el mayor de los éxitos y que le siga yendo muy bien. (Con Información de MSN)
El presidente @EPN niega que él haya sido la causa de la derrota del PRI y acepta que la candidatura de @JoseAMeadeK no funcionó. Así lo dijo en entrevista con #ImagenNoticias: pic.twitter.com/xhuEnTaBEk
— Ciro Gómez Leyva (@CiroGomezL) August 23, 2018