Tecún Umán, Guatemala, 19 de octubre de 2018 (AP).- Miles de migrantes hondureños, que salieron en caravana de su país con destino a Estados Unidos, colman este viernes en una tensa espera el puente fronterizo entre México y Guatemala, tras irrumpir en estampida y romper cercos del lado guatemalteco, forzando a policías mexicanos a contenerlos con equipo antimotines.
Sacándose del camino vallas metálicas desplegadas sobre el puente, unos pocos lograron cruzar a México, pero la mayoría fue replegada detrás de la reja por agentes mexicanos, que utilizaron balas de goma y gases lacrimógenos.
«Estamos huyendo de la violencia y llegamos aquí solo para que nos golpeen más», dijo a la AFP Marta Ornelas, de 28 años, quien logró cruzar con su bebé en brazos por el puente internacional sobre el río Suchiate, que separa a ambos países.
«No sé qué pasó, se supone que íbamos a cruzar en paz y de repente comenzaron las piedras y los gases», agregó la mujer, quien perdió a sus dos hijos de 10 y 15 años en la marea de migrantes.
Los cerca de 4.000 hondureños, que intentan escapar de la violencia y pobreza en su país, habían superado al grito de «¡Sí se puede!» una barrera de decenas de policías y militares que se apostaron con vehículos blindados.
Sin embargo, policías mexicanos los contuvieron y posteriormente solo permitieron pasar a algunas mujeres y niños.
Al calmarse un poco los ánimos tras la refriega, el puente internacional parecía un gran campamento improvisado con centeneras de migrantes sentados en una tensa espera.
Los migrantes salieron el sábado pasado de la ciudad de San Pedro Sula, en el norte de Honduras, tras una convocatoria divulgada por redes sociales.
La llegada del éxodo a México estuvo marcada por momentos de tensión entre las familias hondureñas y las fuerzas de seguridad.
Gases lacrimógenos y disparos de balas de goma fueron también lanzados por los policías contra los migrantes que estaban en la orilla del río, provocando heridos en ambos bandos y entre algunos periodistas.
Josué Herrera, un migrante de 32 años, lamentó los enfrentamientos.
«Nunca nos imaginamos que esto iba a pasar. Nosotros veníamos con la idea de que México nos iba a recibir en paz y a dejarnos pasar pero hasta a los niños hirieron», dijo mientras esperaba su turno para entrevistarse con agentes migratorios.
Ante la mirada de decenas de policías, algunos migrantes tendieron cuerdas para aventarse al río Suchiate, donde los esperan en lanchas hechas con neumáticos grandes para llevarlos a tierra firme.