Ciudad del Vaticano, 23 Nov (Notimex).- El Vaticano confirmó hoy la decisión del Papa Francisco de convocar una cumbre global de obispos y líderes eclesiásticos para abordar la crisis por los abusos contra menores que sacude a la Iglesia católica, a realizarse en febrero próximo.
“La reunión de febrero no tiene precedentes y es una muestra de que Francisco ha convertido a la protección de menores en una prioridad fundamental para la Iglesia. Se trata de mantener seguros a los niños en un mundo difícil”, aseguró el portavoz de la Santa Sede, Greg Burke.
Precisó que el pontífice desea que los líderes de la Iglesia “tengan una comprensión plena” sobre el impacto devastador que el abuso sexual provoca sobre las víctimas.
Aclaró que la reunión está dirigida en especial para los obispos, porque son ellos quienes tienen la mayor parte de la responsabilidad sobre este grave problema.
“Pero también incluye a hombres y mujeres expertos en el campo de abusos, quienes ayudarán a manifestar las necesidades de asegurar la transparencia y la responsabilidad”, apuntó el portavoz en una declaración oficial.
Burke comentó en esos términos el encuentro que tendrá lugar del 21 al 24 de febrero de 2019 en el Vaticano y que tendrá por título “La protección de los menores en la Iglesia”. Este viernes la sala de prensa de la Santa Sede dio a conocer la lista completa de los participantes.
Como parte del comité organizador destacan los cardenales Blase Cupich y Oswald Gracias, arzobispos de Chicago (Estados Unidos) y Bombay (India) de manera respectiva, junto al arzobispo de Malta, Charles Scicluna.
Scicluna es, además, secretario adjunto de la Congregación para la Doctrina de la Fe del Vaticano y se le conoce como uno de los clérigos católicos que más sabe del tema abusos.
Cuando se desempeñó como fiscal contra delitos graves de los sacerdotes le tocó investigar a fondo el caso de Marcial Maciel Degollado, fundador de la congregación de origen mexicano Legionarios de Cristo.
Al mismo tiempo, el referente de los organizadores de la cumbre de febrero próximo es Hans Zollner, presidente del Centro para la Protección de los Menores de la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma y miembro de la Comisión para la Tutela de los Menores del Vaticano.
Asistirán a la cumbre de febrero todos los presidentes de las conferencias episcopales del mundo, además de los principales jefes de oficinas y ministerios de la Curia Romana, así como los representantes de los superiores de las congregaciones religiosas.
La Santa Sede confirmó que en los trabajos preparatorios estarán involucradas dos mujeres: Gabriella Gambino y Linda Ghisoni, subsecretarias del Dicasterio para los Laicos, la Vida y la Familia, además de algunas víctimas de abusos de parte del clero, aunque no se dio a conocer sus identidades.
“Una buena organización del encuentro ayudará a mantener unidos el análisis, la consciencia, la vergüenza, el arrepentimiento, la oración y el discernimiento sobre las acciones que hay que emprender y sobre las decisiones que hay que asumir en la justicia y en la verdad”, explicó Hans Zollner.
“También por esto son importantes las consultaciones que tendremos con las víctimas, con grupos de expertos, con laicos, con hombres y mujeres de cultura”, agregó, en declaraciones al sitio oficial VaticanNews.
El sacerdote jesuita recordó que la Santa Sede ya dejó en claro que tanto los abusos como su encubrimiento ya no pueden ser tolerados, y un trato especial para los obispos que los han cometido o los han encubierto representa, de hecho, “una forma de clericalismo nunca más aceptable”.
Precisó que el tema de los abusos es fundamental para la misión y la credibilidad de la Iglesia, por eso subrayó que si el Papa convocó a esta cumbre es porque está convencido de que la plaga, el “sacrilegio” de los abusos, es un problema que no afecta solo a un país ni, por supuesto, solo a los países occidentales.
“No solo tiene que ver con la Iglesia, sino con las realidades más dispares: la escuela, el deporte, la familia. Que exige una respuesta firme y universal, en las especificidades de los contextos y de las culturas. Que nos pone, como creyentes, frente al misterio del mal y a la necesidad de combatirlo hasta el fondo”, ponderó.