Lima, 10 de abril de 2019 (AP).- Pedro Pablo Kuczynski se convirtió el miércoles en el segundo exmandatario peruano detenido a causa de presuntos delitos ligados a la firma brasileña Odebrecht. La justicia ordenó diez días de prisión mientras es investigado por presunto lavado de activos y haber “tenido injerencia” en dos obras de infraestructura adjudicadas a la constructora donde se gastó millonarios fondos del dinero público.
Kuczynski está recluido en la sede de un grupo policial que su gobierno creó para combatir el crimen organizado. En octubre allí también estuvo detenida Keiko Fujimori, la mayor opositora a su breve gestión (2016-2018). Fujimori luego fue sentenciada a tres años de cárcel preventiva. Ambos son el ejemplo más reciente de la caída de dos políticos poderosos locales a causa de sus nexos con Odebrecht.
Ollanta Humala, antecesor de Kuczynski, fue el primer expresidente local preso nueve meses junto a su esposa por sus nexos con la constructora. Sigue investigado tras ser liberado en mayo de 2018.
Kuczynski, de 80 años, fue detenido muy temprano por agentes de la división de investigaciones de alta complejidad en su residencia del barrio más rico de Perú. Fue llevado luego en un vehículo todoterreno blanco para ser examinado por médicos de la fiscalía y tras hallarse “hemodinámicamente estable” fue enviado a su centro temporal de reclusión.
En las pocas imágenes que transmitieron las televisoras locales se le observó caminando con lentitud, sin grilletes pero junto a varios agentes que lo vigilaban. Estaba vestido con zapatos marrones, sin calcetines, por momentos colocaba sus manos en los bolsillos y en otros sacaba un pañuelo con el que se limpiaba las comisuras de los labios.
El juez José Chávez, que ordenó su sorpresiva detención, también admitió el ingreso de investigadores a su domicilio para recoger pruebas. La fiscalía afirma que realizó supuestos “actos de blanqueo de capital” mientras era un ministro poderoso del gobierno del presidente Alejandro Toledo (2001-2006). Está bajo la lupa por la construcción de una vía que une Brasil con Perú, así como de una obra de irrigación.
Poco antes de abandonar su domicilio, Kuczysnki le dijo a W radio de Colombia que en Perú “hay una persecución”.
“Tengo que colgar porque están gente en la puerta”, culminó en referencia a la policía que en aquellos momentos tocaba. El expresidente también escribió en su cuenta de Twitter que afrontaba “un momento muy duro” para él y que su detención era “una arbitrariedad”.
Su captura fue solicitada por el fiscal José Domingo Pérez, miembro del equipo que investiga a la élite política local acusada de recibir sobornos de la constructora. El fiscal, que goza de popularidad, también ha llevado a la cárcel de forma preventiva a Keiko Fujimori y ha logrado que se prohíba salir del país al expresidente Alan García (2006-2011), también investigado por nexos con Odebrecht.
Políticos de todas las tendencias pero cuyas agrupaciones están investigadas por sus nexos con esa empresa también criticaron la detención.
El expresidente Alan García (2006-2011) dijo en Twitter “detener a una persona de 80 años por ‘tener solvencia económica’ y ‘no tener arraigo laboral’ es abusivo y mediático”. El legislador Carlos Tubino, vocero del partido de Keiko Fujimori, comentó a la televisora N que la detención preliminar en Perú se usa para ejercer “presión psicológica”.
Kuczynski, un exbanquero de Wall Street, fue presidente de Perú entre 2016 y 2018, cuando renunció por un escándalo ligado a la presunta compra de votos de legisladores de la oposición a cambio de favores políticos. Lo reemplazó su primer vicepresidente Martín Vizcarra, quien gobierna Perú hasta 2021 y ha iniciado una cruzada en contra de la corrupción. Vizcarra no se ha pronunciado al momento.
Todos los presidentes que han gobernado Perú desde 2001 tienen cuentas con la justicia por sus nexos con Odebrecht. Toledo (2001-2006) está pedido en extradición pero reside en Estados Unidos, García tiene impedido salir de Perú por 18 meses e intentó asilarse sin éxito en la embajada de Uruguay en Lima, mientras que Ollanta Humala (2011-2016) también estuvo preso entre 2017 y 2018.
Otros dos expresidentes peruanos que siguen con vida y no están ligados al caso Odebrecht tienen condenas por asesinatos extrajudiciales.
El dictador militar Francisco Morales (1975-1980) fue sentenciado en 2017 por tribunales italianos a cadena perpetua junto a siete militares de la región por el secuestro y asesinato de 42 personas, pero como está en Perú no cumple su condena. El otro es Alberto Fujimori, el padre de Keiko, quien cumple su sentencia de 25 años de cárcel por su autoría mediata en el asesinato de 25 peruanos durante su gestión entre 1990 y 2000.