México, 18 abril de 2019 (Notimex).- En Iztapalapa no todo es violencia y falta de agua, hay ciertos días en los que sus habitantes forman un solo corazón para participar de diferentes formas en la Representación de la Pasión y Muerte de Cristo, lo cual les da identidad, orgullo y fe.
La alcaldía, situada al oriente de la Ciudad de México, está de gala color púrpura, las calles están adornadas con pendones y flores plásticas blancas y moradas, son todas una fiesta, los vendedores ambulantes ofrecen congeladas de limón, sombreros para el calor y una bien variada gastronomía consistente en taquitos de tripa, papas con chile, así como cueritos y helados que parece que nunca se derretirán.
El asfalto escupe oleadas de calor, con una temperatura de 30 grados centígrados en las calles por donde quienes participan en la 176 Representación de la Pasión y Muerte de Cristo, los vecinos han colocado en sus terrazas y azoteas sillas y sombrillas para observar las actividades de este Jueves Santo.
Poco antes de las 16:00 horas, un grupo de clarines, que son muchachos con trompetas, marcan el inicio de la procesión, pequeños grupos de niños vestidos de romanos los siguen y un poco más atrás vienen los representantes de Jesús, las actividades de este jueves han comenzado.
Este día, representantes, nazarenos y vecinos de la demarcación harán una serie de recorridos por los ocho barrios; además, se hará una bendición de la representación en el santuario de la Cuevita y se representarán pasajes bíblicos referentes a la Última Cena y el lavado de pies, entre otros.
Jesús Enrique Becerril tiene 10 años, viene muy bañado y muy peinado, aún termina de colocar listones de colores a La Colorada, el caballo que montará como representante de Romano desde este jueves y también el día de mañana.
Son muchos caballos, quizá unos 200, dice la orgullosa mamá de Jesús, que empezó a participar en la representación desde los cuatro años de edad, incluso desde enero el niño comienza a mirar con emoción videos en YouTube para comenzar a empaparse del tema.
Incluso, dice la madre del niño, pocos días antes comienza a jugar a que ya es el mero día, él solito decidió participar y su familia lo apoya, aún con un bebé de brazos, el calor y el gentío, todo por devoción y fe, aunque también como un momento de convivencia familiar.
Juan Manuel Hidalgo lleva 35 años como nazareno; en ese tiempo eran muy pocos, todo era diferente por aquellos días, todo era más local, no había tantas personas como ahora, eso fomentaba una mayor organización y unión entre las personas, explicó a Notimex.
Para él, ser nazareno y recorrer los ocho barrios de la alcaldía en donde vive es un orgullo, además se trata de tener devoción y llegar a dar gracias a Dios, él comenzó a participar para pedir por sus hijos y camina con orgullo en cada representación solo para agradecer por su vida y la de su familia.
Sin querer decir su nombre, una mujer policía permanece recta y estoica en el templete en el que se realizará la representación de los pasajes bíblicos, llegó desde la mañana, tiene la indicación de no moverse a menos que pase algo.
Con el uniforme de manga larga, lentes negros y a pleno rayo de Sol, la uniformada sonríe con resignación, sabe qué pasará de pie hasta bien entrada la noche pero no le importa, porque es su trabajo, explicó.