Lima, 15 de noviembre de 2020 (Reuters).- El presidente interino de Perú, Manuel Merino, anunció el domingo su renuncia “irrevocable”, en su primer discurso a la nación desde que asumió el cargo, tras una noche de protestas contra su gobierno que dejaron al menos dos muertos y decenas de heridos y que llevaron al país a una nueva crisis política.
Merino había asumido la presidencia el martes luego de que el Congreso dominado por la oposición destituyó a Martín Vizcarra en medio de denuncias de corrupción, lo que generó multitudinarias manifestaciones contra la decisión.
“En este momento, cuando el país atraviesa una de las más grandes crisis políticas, quiero hacer de conocimiento a todo el país que presento mi renuncia irrevocable a la presidencia e invoco a la paz y a la unidad de todos los peruanos”, dijo Merino en un mensaje transmitido por televisión.
No estaba claro quién asumiría el mando del país y el Congreso anunció que se reunirá más tarde para definir una “salida constitucional” con un sucesor de consenso con los partidos políticos de la cámara.
El sábado, miles de personas marcharon por las calles de Lima y muchas otras ciudades del país minero por sexto día consecutivo.
Tras conocerse la gravedad de los sucesos, al menos 11 de los 18 ministros del gabinete abandonaron a Merino y diversas figuras políticas exigieron la cabeza del mandatario interino.
Las víctimas, las primeras desde el inicio de las protestas tras la destitución el lunes de Vizcarra por denuncias de corrupción, habían participado en la manifestación que terminó en choques con la policía en el centro de Lima, según fuentes médicas y sus familiares.
Poco antes del anuncio de Merino, el presidente del Congreso, Luis Valdéz, había dicho que todos los partidos en el Parlamento habían acordaron pedir su “inmediata” renuncia y amenazó con que, si lo no hacía, iban a promover su expulsión.
La Asamblea Nacional de Gobiernos Regionales, que reúne a las autoridades del interior del país, también había exigido en un comunicado por Twitter la renuncia de Merino, señalándole como el “responsable político de los hechos de violencia”.
La protesta del sábado se había concentrado en la céntrica Plaza San Martín de Lima y era pacífica, pero en la noche a unas cuadras más allá algunos manifestantes encapuchados que buscaban ingresar a una avenida en el centro de Lima que conduce al Congreso comenzaron a lanzar piedras y bombardas contra una barrera de la policía, que lanzó bombas lacrimógenas.
La estatal EsSalud informó en un comunicado la muerte de dos jóvenes “por heridas de proyectil de arma de fuego” y el ministerio de Salud dijo que 63 personas se encontraban hospitalizadas por golpes e inhalación de gases tóxicos. Nueve presentaban heridas de perdigones, refirió.
La abogada de la local Coordinadora Nacional de Derechos Humanos, Mar Pérez, dijo por su parte que tienen registrados 112 heridos y que al menos 41 personas estaban desaparecidas.
La Defensoría del Pueblo denunció por Twitter en la noche el uso indebido de la fuerza policial lanzando gases “sin justificación contra los jóvenes que ejercen su derecho a la movilización”. El organismo demandó una investigación.
Merino, miembro del partido de centroderecha Acción Popular y que había sido presidente del Congreso, prometió al asumir el cargo respetar las elecciones generales del 11 de abril.
Las protestas comenzaron el lunes cuando el Congreso destituyó a Vizcarra. El sábado, al menos 5.000 personas marcharon en Lima con banderas, carteles y cánticos como “y va caer, y va caer, Merino va a caer”.
Organismos internacionales de derechos humanos también han denunciado el “uso excesivo” de la fuerza policial con gases lacrimógenos y balas de goma para dispersar la protesta.
“La marcha no es para que regrese Vizcarra, es estrictamente en contra de Merino. Nosotros estamos cansados de la corrupción, de los políticos de siempre que se reparten e imponen sus intereses personales”, dijo César Anchante, un egresado de la Universidad de Lima, que participó en las manifestaciones.
Perú, el segundo mayor productor mundial de cobre y que atraviesa una profunda crisis económica por la pandemia de coronavirus, ha transitado por constantes escándalos de corrupción que han llevado a tres expresidentes a prisión preventiva y otro al suicidio en las últimas dos décadas.