México, 10 de diciembre.- El Senado develó este miércoles la placa de la Sala de Comparecencias “Elena Poniatowska”, un reconocimiento inédito a la escritora, periodista y referente moral de la izquierda mexicana.
El acto estuvo acompañado por la propia autora, quien a sus 93 años mantiene plena lucidez, sentido del humor y un compromiso inquebrantable con las causas sociales.
Durante el evento, Poniatowska habló sobre su vínculo con la nueva presidenta de la República, Claudia Sheinbaum; recordó episodios íntimos de su vida; habló sobre su legado cultural; y lanzó una crítica directa a la Cuarta Transformación encabezada por el expresidente Andrés Manuel López Obrador, poniendo el acento en lo que a su juicio quedó pendiente durante su mandato.
Aunque Poniatowska reiteró que no es política y mantiene afinidad histórica con la izquierda, no eludió la pregunta sobre su valoración del movimiento que fundó López Obrador.
“Creo que el presidente López Obrador tuvo siempre la costumbre de tomar la palabra y a veces hubiera sido bueno que se oyeran las voces de las mujeres, incluso de los niños y de muchos mexicanos que tienen cosas que decir y que no hemos podido oír”, expresó.
Con esa frase, la autora sintetizó su principal señalamiento: la falta de apertura y de escucha hacia otros sectores, especialmente mujeres y jóvenes, un reclamo recurrente entre colectivos feministas y organizaciones civiles durante el sexenio pasado.
La escritora matizó su crítica, pero dejó claro que uno de los grandes pendientes del expresidente fue dar espacio real a la participación social, particularmente a grupos históricamente marginados.
Sobre el primer año de gobierno de la presidenta Sheinbaum, con quien dijo tener una relación de décadas, Poniatowska destacó su trayectoria:
“La conozco desde la universidad… es una bióloga que admiro desde hace muchos años”.
Al ser cuestionada sobre qué le pediría a la mandataria, Poniatowska respondió con claridad:
“Toda la atención a la infancia, a los futuros niños mexicanos, a los estudios, a la educación… La educación salva”.
La escritora insistió en que la formación académica debe convertirse en prioridad nacional, si México quiere garantizar un futuro distinto.
Con la honestidad que la caracteriza, la autora de La noche de Tlatelolco respondió con ironía cuando le preguntaron qué le falta por hacer:
“Morirme… pues tengo 93 años”, dijo entre risas.
Después profundizó sobre lo que aún le motiva:
“Amar a mis nietos y bisnietos… y a los estudiantes de 1968”.
También evocó episodios dolorosos de la historia mexicana, como su acompañamiento a Rosario Ibarra de Piedra y a otras madres de desaparecidos:
“Espero que ya nunca haya más eso tan horrible que practica la política, la desaparición del ser humano”.
Poniatowska respondió que el país aún debe a las mujeres más espacios y, con humor, dijo que lo que les falta es “tener buenos maridos”.
También reconoció la necesidad de ver a más mujeres en puestos de liderazgo académico, como una rectora.
Antes de despedirse, dejó una última declaración para la prensa:
“Pongan eso así: yo soy, ante todo, periodista”.









