Ciudad del Vaticano, 26 de abril (Reuters).- Presidentes, la realeza y simples dolientes se despidieron del Papa Francisco el sábado en una ceremonia fúnebre solemne, donde un cardenal apeló al legado del pontífice de cuidar a los migrantes, los oprimidos y el medio ambiente para mantenerse vivo.
El presidente Donald Trump, que había chocado con el Papa sobre esos temas, se sentó con las filas de dignatarios extranjeros a un lado del ataúd de Francisco en el vasto St. La Plaza de San Pedro.
Al otro lado se sentaron los cardenales que elegirán al sucesor de Francisco en un cónclave el próximo mes, decidiendo si el nuevo papa debe continuar con el impulso del difunto pontífice por una Iglesia más abierta o ceder a los conservadores que quieren volver a un papado más tradicional.
El papa argentino, que reinó durante 12 años, murió a la edad de 88 años el lunes después de sufrir un derrame cerebral.
“Rico en calidez humana y profundamente sensible a los desafíos de hoy, el Papa Francisco realmente compartió las ansiedades, sufrimientos y esperanzas de este tiempo”, dijo el cardenal italiano Giovanni Battista Re, quien presidió la misa fúnebre.
En lenguaje espiritual, Re, de 91 años, dio un mensaje simple: no había vuelta atrás. El primer pontífice de América Latina había estado “atento a los signos de los tiempos y a lo que el Espíritu Santo estaba despertando en la Iglesia”, dijo.
Después, el entierro del Papa Francisco en la Basílica de Santa María la Mayor se produjo ante el cardenal camarlengo, Kevin Joseph Farrell, y los familiares del pontífice tras el funeral celebrado en la plaza de San Pedro ante 250 mil personas.
El rito de la sepultura del féretro del Papa comenzó a las 13:00 horas de Roma y concluyó media hora después, informó la oficina de prensa del Vaticano.
La tumba del Papa Francisco en la Basílica de Santa María La Mayor tendrá una lápida de mármol de Liguria, la tierra de sus antepasados italianos.
Estará, entre la Capilla Paolina, donde se encuentra el icono mariano y la de la familia Sforza, será sencilla, en la tierra, con una lápida de mármol blanco con la inscripción ‘FRANCISCUS’, su nombre papal, y una reproducción ampliada de su cruz pectoral en plata.